En el viaje del viaje.
No recuerdo el día exactamente, pero fue a inicios de diciembre del 2018. Vivía en Alemania & dos amigos & yo nos lanzamos a Holanda en un domingo lluvioso. Pa' empezar, el pre viaje estuvo cagado; eran como cinco horas de camino en tren & en una de las conexiones nos pusimos a echar cotorreo como si no hubiera mañana & se nos fue el tren. Tuvimos que esperar una hora para retomar la súper aventura que al final no fue tan súper. En el viaje de ida hablamos de feminismo & yo les hice muchas de las preguntas que recién había anotado en mi entonces diario. Hasta comimos de la ensalada que Luis llevaba, con tajín incluido. Tenía mucho sin probar ese chilito.
Mucho jiji, jaja todo el camino. Llegamos no sé a qué hora a Hengelo, nos tomamos como dos fotos en el centro & caminamos hacia la coffee shop. Era la primera vez para mí & para Malú. Ella & yo seguimos todas las indicaciones de Rocha: llevan comida, agua & dulces a más no poder. Claramente así lo hicimos; atascamos las mochilas con sándwiches, litros de agua & muuuchos Milkas. Entramos al lugar y para ser honesta, me esperaba algo más exótico, no sé. Nos sentamos en una mesita alta & Luis fue a pedir la orden. Una mesera llegó minutos después con tres muffins de vainilla & un cigarro de la risa. No hubo brownies, pero lo que había era... ¿bueno? A estas alturas puedo decir que no, no fue bueno. Anyway, Luis dijo que primero partiéramos nuestros muffins a la mitad, nos comiéramos esa mitad & que luego le entráramos al cigarro. Sus peticiones son órdenes, don experto. Le entramos al muffin & pues, ¿qué les digo? Me supo equis. Peeeeeero, nada más de ver el cigarro me temblaba todo. Luis le entró primero, luego Malú & al final yo. Siempre he sido medio mensa pa' fumar & esa vez no fue la excepción. El humo se me iba chueco & no me pegaba como Luis decía que me tenía que pegar, hasta queeeeee le di una calada & sentí algo rarísimo en todo el cuerpo. It hit the jackpot! Y pues fue la única vez que lo hice bien pero me sentí inmamable por haberlo hecho bien.
No teníamos mucho tiempo para quedarnos & seguir cotorreando, al contrario, nos teníamos que ir YA porque el tren de regreso a casa ya casi salía. Luis se acabó el cigarro & nos comimos el resto de nuestros muffins. Pagamos, nos pusimos nuestras chamarras de invierno, sale bye. Y el viaje empezó antes de que empezara el viaje. A medio sándwich, en plena estación de tren, me dio un ataque de risa de no mames, jamás en la vida. No sé si le pegué el ataque a Malú o su viaje ya había empezado también. Duramos cómo 15 minutos riéndonos de nada & Luis nada más nos veía, se reía pero él sí podía comer. Jamás había visto a Malú reírse así pero entre risas me regañó. NOS VAMOS A AHOGAR, me dijo & me dio más risa.
Lo siguiente que recuerdo es estar sentada en el primer tren a casa & recargando la cabeza en la ventana. Me tocaba el labio inferior con mucha insistencia & por dentro me preguntaba por qué lo agarraba. Cerré los ojos & empecé a ver bikinis de colores fosforescentes con estampados muy raros. ¿Apoco esas eran mis alucinaciones? Mmmta, yo pensé que iba a ver elefantes de colores o una mamada así. Honestamente no sé cómo llegamos vivos a Hildesheim. Los tres íbamos en un viajesote del tamaño mundial & ni Malú ni yo sabíamos exactamente qué pedo ni con nosotras mismas; hasta días después me enteré que Luis estaba igual que nosotras pero como fue él el que nos llevó, él era el que nos tenía que regresar. En la primera conexión no pude bajar las escaleras en la estación porque sentía que me mataba & en la siguiente estaba segura que me había hecho pipí, pero no. Nada más era cada poro de mi piel que estaba sintiendo toooodo el frío colarse por todos lados. No me acuerdo de más. Llegamos a Hildesheim a media noche, claramente ya no había buses & la opción era caminar pero seguramente ninguno iba a llegar a su casa. Tomamos un taxi, todos a su casa & ahí luego nos vemos. Tschüss.
Al siguiente día me sentía cruda, madreada, dolida, pacheca, triste. Un combo de la chingada ese post viaje. Me desperté a las 10 am, comí del cereal de canela que siempre tenía en un habitación & me volví a dormir. Tuve que salir a dejarle una película a una amiga, pero regresé a mi habitación a dormir. Y así por cinco días: comer & dormir fueron la rutina. No fui a la escuela & apenas vi a mis amigos. El viernes, Luis me preguntó que cómo estaba & tras decirle todo lo que sentía, me dijo 'Eso se llama depresión'. Ah, caray. No, pérate. Lloré buen rato entre mis cobijas. ¿Cómo que depresión? Yo juré que eso nunca me daría a mí. Volví a llorar... pero después de mucho llorar & mucho dormir, me tocaba entender qué estaba pasando conmigo & por qué me estaba pasando. Rocha me dijo dos puntos claves: a) la cantidad de mota que nos metimos al cuerpo fue demasiada, antes no nos dio algo; b) si estás bajonead@ cuando la ingieres, esos bajoneos se van a sentir x10. ¡Me hubieran dicho antes! En ese entonces yo ya andaba medio enamorada & mi corazón andaba botando entre muchos 'sí te quiero' & rematado por 'pero ahorita no'. Andaba tristísima & me dolía el corazón por tanto amor que sentía por alguien que no era para mí (pero yo creía que sí).
Me sentí chiquita, chiquita, chiquita. La situación me rebasó & me llevó a la depresión por unos días. No se lo deseo a nadie & ahora soy más empática con la gente que la sufre. El contexto menos me ayudo: invierno, lejos (muy lejos) de casa, bajoneadísima, con el corazón a la mitad & medio sola. No sé cuánto tiempo me tomó volver a ser yo... pero ahora con una lección aprendida. ¿No volver a fumar mota? Mmm, don't think so, sí lo volvería a hacer pero ahora nomás un cigarrito & cerca de la gente que me hace feliz. Lo bien aprendido es que lo que siempre reniegas & crees firmemente que no te va a pasar, te pasa & no sabes qué hacer. Está ahí, frente a ti, viendo a ver qué haces para sacarlo de tu vida en lugar de arreglarlo o entenderlo. Esa experiencia en domingo por la noche me guió para entender que la vida es con calma & que por muchas ansías que tengamos de ir & regresar, las cosas llegan cuando las necesitas & no cuando las quieres. Querer & necesitar son verbos parecidos, pero bien diferentes. ¿Quise vivir eso? No & no me gustaría volver a estar deprimida. ¿Lo necesité? 100% sí.
Hoy no estoy en ninguna clase pero debería estar leyendo mi nuevo libro: En El Viaje de Anaí López.
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